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HISTORIA

 

"En 1541 se sublevaron los tausas y sutas, por el mal trato que recibían de los encomenderos; bien provistos de armas y de víveres junto con sus familias, se refugiaron en un peñón de Tausa, cerca de Suta, en el que, creyeron estar protegidos dada su inaccesibilidad al igual que sus vecinos de Cucunubá. Otro tanto hicieron los simijacas por similares motivos, atrincherándose en un elevado peñón que luego se llama salto de Olaya En el difícil ascenso a la casi inexpugnable cima del peñón, desde donde aquellos les arrojaban piedras, dardos y flechas; se adelantó por una brecha el soldado Pedro Barranco, quien ya a punto de escalar la altura, fue arroyado por una gran piedra que lo arrojó al abismo. Pero tras él, lograron subir Juan Gómez Portillo y Pedro Galeano y el resto de infantes quienes los acometieron bravamente, matando a muchos con sus espadas y obligando a otros a lanzarse al precipicio, prefiriendo la muerte a caer prisioneros; Céspedes no contento de haberlos pasado a filo de espada, los hizo despeñar por nubadas de 500 indios juntos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Este montículo, solitario de la planicie, desde entonces se conoce con el nombre de Peñón de Sutatausa o alto de los farallones; el número de muertos fue casi de 5.000. Según la tradición, el primitivo caserío estaba cerca al célebre peñón; a causa de éste sacrificio colectivo, no debió quedar mucho gentío por entonces, o prácticamente ninguno de los sutas.

Sin embargo, en 1550, aparece adjudicados Antonio Bermúdez y Cristóbal de Roa, de la tropa de Quesada y a Juan de Alvarado de la de Belarcazar; pero tal vez no alcanzaron a explotarlos, pues el 7 de julio de 1558 fueron encomendados en Gonzalo de León Venero, que también lo era de los Tausas y Simijacas.

 

De la visita del oidor Diego de Villafañe el 8 de marzo de 1563 a Tausa y Suta, aparece que era cacique de éste, el señor Cupachilagua. El siguiente visitador, fue Bernardino Albornoz en 1.592 quien hizo poner preso, a su encomendero y a los de Cucunubá, don Pedro Bolívar; de Fúquene don Domingo de Guevara, por no pagar tributos a la corona y otras injusticias.

El 9 de agosto de 1594, el oidor Miguel de Ibarra visitó a Suta y Tausa, poblamientos contiguos y muy emparentados, cuyo encomendero era Gonzalo de León Venero, hijo, por adjudicación que le hiciera el presidente de la audiencia, don Antonio González el 12 de diciembre de 1.591, como heredero de su padre del mismo nombre, uno de los primeros conquistadores.

De la investigación secreta levantada por Ibarra, resulta que según el cacique don Juan Quecantocha o Quecuala, de 46 años, en 1.592 los visitó el oidor Albornoz, y que este pueblo de Suta es pequeño y de poca gente, con tres parcialidades.

Don Alonso Quecabusunga, reconoció como cacique a Juan Quecuala y dijo: que desde que se pobló este sitio, hay iglesia de bahareque cubierta de paja con campana y ornamentos.

No se expresa el año en que fue fundado este nuevo pueblo de Suta, que debió serlo después de 1559, año en el que el oidor Tomas López dio instrucciones y órdenes para tal fin. Ante el oidor Ibarra estuvieron presentes los capitanes e indios Alonso Siquitiba, Alonso Chaguanchica, Bartolome Chianeya o Chipabunguya, Diego Tenescicheguya o Sichemucheguya, Diego Neamenguya, Alonso Peceraguya y Alonso Siatonguya. Por auto el día 14 del mismo mes, confirmó la adjudicación de tierras de resguardo que les hiciera Albornoz, cuya medida en redondo comisionó a Juan de Espinosa, quien el 7 de septiembre lo señaló así: por la parte hacia Ubaté hasta un sitio llamado Teguasiquitea, y cerro Chequetoque; por la parte hacia Tausa hasta el cerro Neyascabia; por parte hacia Muzo, Cucunubá y Bogotá; los cerros entre estos los llamados Chipaquén, Quiamia, Chitoca y Giboaca.

La congregación de los Sutas, empoblada a la manera española, no se hizo en el siglo de la conquista. El 29 de agosto de 1583, los caciques don Alonso Seraguya y Juan Suatobaguya, dirigieron a la audiencia, una carta en la que decían estar poblados en un cerro pedregoso, y que sus tierras buenas de labor las tenían invadidas los españoles, por lo cual no iban a la doctrina ni tenían como pagar los tributos. Pedían vista de ojos para comprobarlo, y que fuesen poblados en una llanada que copaba el encomendero y así mismo les devolviesen la iglesia que hicieron.

Es muy lógica la afirmación al decir que “el pueblo de Sutatausa proviene de la fusión de dos aglomeraciones indígenas: Suta y Tausa. Como el nombre lo indica, hecho que supone ocurrió en 1762. Pero en esta época ya no se fundaba pueblo de indios, sino todo lo contrario se extinguían, y su iglesia se debe a los vecinos hacendados para fundar parroquias o pueblos de blancos. Entonces en este caso, lo factible fue la fusión no de indios sino de vecinos de Tausa y Suta, en el sitio de éste para fundar la parroquia de Sutatausa.

El pueblo ha tenido estos nombres: Primitivamente Suta tomado de sus pobladores aborígenes, en 1.802 valle de San Juan Bautista, en 1940 Sutapelao, en 1975 Sutatausa la ciudad de los pinos y a partir del año 1980 Sutatausa Monumento Nacional. El municipio cuenta con sitios de interés turístico como la piedra y los tejos del diablo, localizados a 300 m en dirección norte antigua vía a Ubaté; ruinas de molinos pelton, ubicadas en la vereda el Pedregal y Salitre; Peñas de palacio, actualmente se conocen con el nombre de los Farallones, ubicadas en las veredas de Novoa alto y Palacio, piedras con arte rupestre (pictogramas indígenas) localizadas en la periferia del municipio; cuenta también con un hermoso paisaje formado por pinos eucaliptos y acacias, sembrados por la CAR en el año 1968, ya que para esta época el municipio se encontraba abandonado debido a una sequía que llevaba aproximadamente 20 años, lo que obligó a sus habitantes a abandonar el lugar.

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